“Samantraka” significa aquello que es reforzado o solemnizado con la recitación de un mantra.
Los mantras son pequeños fragmentos o frases extraídos de textos védicos, y por tanto, divinos, que se repiten en japa (a diferencia de lo que llamamos “canto védico”, que consiste en la recitación de poemas completos o fragmentos más largos, que se hace solo 1 o 2 veces al día).
El Yoga Tradicional era siempre Samantraka.
Y ello se sobreentendía, es como si ahora le dices a alguien que te llame, no tienes que especificarle que lo haga con el teléfono; si los textos no especifican esto tan tajantemente es porque era cultura general, cualquiera sabía que si hacía āsana/prānāyāma, usaba mantra.
Su uso se restringió después por el enorme poder que tienen los mantras; se los reservaron aquellos que podían gestionar ese poder y dejaron de transmitirlos… hasta que Acharya Krishnamacharya demostró que en un tiempo el mantra había sido para tod@s y consiguió re-instaurar la tradición.
Decía Krishnamacharya que el yoga sin mantra es Yada Yoga -yoga vacío, muerto-. Por contraposición a Samantraka, se conoce también como “Amantraka”.
Tres importantes razones explican el papel de los mantras en el Yoga Tradicional:
LA PRIMERA deriva del hecho de que la aproximación al yoga no era para mover el cuerpo, sino para mover el prāṇa. Por ello todas las herramientas del yoga se relacionan en su función con esa tradicional visión del yoga. Āsana tiene la función de movilizar el prāṇa, y para ello tiene que ser un movimiento basado en la respiración -como hoy predica Andrei Ram Om, que autodenomina su āsana o su práctica como “breath-based”-. Es decir, āsana no es más que una forma de hacer prānāyāma. Y en aquél tiempo, no había relojes, por lo que para el contaje de los ratios se utilizaba el mantra. Por tanto, hablando desde la tradición, sin mantra no hay prānāyāma (ni āsana).
El mantra, además, es el sonido de lo divino; como tal, es lo que regula el prāṇa. Así que el punto de vista védico es que no podemos influenciar, dirigir el prāṇa, si no es con el mantra.
UNA SEGUNDA razón se extrae de la evolución del mundo material a partir de Prakŗti y, en concreto, a partir de los Tanmatra. La derivación de los Maha-Bhuta a partir de los Tanmatra se produce de la siguiente manera:
- El sonido produce y caracteriza al éter;
- El sonido y tacto al aire;
- El sonido, tacto y color, al fuego;
- El sonido, tacto, color y sabor, al agua;
- Y el sonido, tacto, color, sabor y olor a la tierra.
Es decir, Śabda, el sonido, es el elemento fundamental presente en todos los bhuta o elementos materiales densos. De forma que, al usar el sonido, estamos influenciando los distintos elementos de la materia que nos componen, y a un nivel muy profundo. Y son siempre vibraciones positivas, los mantras no tienen nunca vibraciones negativas.
De otro lado, si nos fijamos en el lenguaje sánscrito, vemos como los fonemas se agrupan en 5 grupos de sonido, y cada uno de ellos se relaciona con un elemento.
AIRE FUEGO TIERRA AGUA ESPACIO
Ka Kha Ga Gha na
Ca Cha Ja Jha ña
Fa Fha Da Dha na
Ta Tha Da Dha na
Pa Pha Ba Bha ma
De forma que cada uno de ellos, bien pronunciado, influye en uno u otro elemento y, por tanto, tiene diferente efecto en el cuerpo. De ahí la necesidad de pronunciar correctamente para que las vibraciones resuenen en la zona del cuerpo que interese. (Si no pronuncias bien, puedes alterar el lugar donde la vibración actúa y con ello los efectos; pero lo más importante es la intención que hay tras su recitación, así que si la intención es pura, no es tan importante). También elegiremos el fonema que se dirige a su elemento si queremos influir en un determinado chakra, o zona del cuerpo regida por cada uno de estos.
Por ejemplo, si quieres reforzar el sistema inmunitario, tienes que enfocarte en Anahata chakra, lo que implica hacerlo en aire y sus fonemas. Tenemos que buscar la expansión del espacio del corazón, y ampliar la respiración. Si la respiración es superficial y corta, restringimos el sistema inmunitario. Y para hacer la respiración más larga, usamos el mantra y su poder. Al hacer el sonido audible, alargamos la exhalación, con lo que la siguiente inhalación será mejor, más eficaz. Con ello, Anahata se vitaliza y con él los órganos que dependen de este chakra, como el timo.
Lo fabuloso del sánscrito es que aunque no conozcas el significado, si lo pronuncias correctamente, su sentido y función se manifiesta en ti. Sólo oírlos ya provoca sus beneficios, pero aumentan si lo cantas tú.
UNA ÚLTIMA razón es que, en la tradición védica (y así lo dice también Patanjali, YS I.28), la recitación de mantras debe hacerse visualizando, contemplando su significado, por ej., “paz” en el caso de Śanti. El mantra no debe quedarse en los labios sino que debe ocupar la mente -de ahí que sea un elemento de concentración, de dhāraṇā-. Por eso debe visualizarse ese significado, dirigiendo la vibración no hacia fuera sino hacia dentro.
Todas estas funciones configuran Samantraka como una práctica integral, con un profundo componente meditativo. Te apetece probarla?
Publicado por Fátima Longo